viernes, 19 de octubre de 2012

Sonrisas de cordialidad,T14.




Fijémonos en las imágenes de arriba; todas muy bonitas, todo hay que decirlo. Ahora, fijémonos en mi cara (fea) en las fotos. Hay una cosa que no falta en ninguna: mi sonrisa. Y, ¿sabes por qué no falta? Porque no me faltas tú. Y es que el día que no tenga una sonrisa dibujada en mi rostro, es que no estoy junto a ti.

Eres tú, sí, tú, la sexta chica en la lista de clase, la delegada, la primera en reírse cuando hago un chiste malo en público, la que no me abandona, la que me defiende ante todo y todos, la que no se cansa de mí, la que nunca me suelta de la mano, la que jamás me manda callar, y cuando me calla, es con un beso. El hada de mis sueños, la princesa de las flores, la que llena mi vida de mil colores. Eres tú, la que me hace sacar mi mejor sonrisa, hasta en mis momentos más difíciles.

Y sí, conseguir eso no es nada sencillo. Porque tú bien sabes que cuando estoy de mal humor estoy de mal humor. Y conseguir que me ría o sonría en esos momentos, eso es un don divino, reservado tan sólo para las diosas como tú. Y ese don merece un premio. Ese premio te lo doy yo. Yo te doy amor. El amor es mi promesa. Mi promesa es amarte. Amarte consiste en cuidarte y hacerte feliz. Cuidarte y hacerte feliz es mi único propósito. Mi otro propósito es no dejarte escapar nunca. No dejarte escapar nunca es prometerte un para siempre. Un para siempre es una gran promesa. Una gran promesa debe ser cumplida. Yo cumpliré esa gran promesa.






A continuación, observemos estas fotos. ¿Que qué vemos? Pues a una pareja de adolescentes enamorados haciendo el tonto y riéndose, derrochando felicidad por todos los lados. Y qué coño, al fin y al cabo, eso es lo que importa. La felicidad del ser humano. Cuantos filósofos desperdiciaron sus vidas tratando de ser felices, y sin embargo yo; casi sin quererlo, encontré la forma más fácil de llegar a la felicidad: Tamara Martínez Martínez.


Te amo, ¿quién da más?


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